Una de las recetas estrella de Zugarramurdi es el Zikiro, que se preparaba ancestralmente en las cuevas por los pastores, sorgin y sorgiñas como culto totemico a la diosa Mari.
Se trata de un cabrito asado (aunque la receta en la actualidad se prepara con cordero), aderezado con alguna hierba aromatica, pero está preparado de una manera muy peculiar.
Se coge el cabrito entero, abierto en canal, pero sin piel ni visceras. Se aderezan la vispera con tomillo, pimienta negra y aceite de oliva (la receta de las sorgiñas no lleva sal). Al dia siguiente se enciende una hoguera con mucha leña de roble, que deje brasas duraderas. Cuando se formen las brasas, a unos 30 cm de la periferia de la hoguera se clavan palos de 1,5 m un poco inclinados hacia la hoguera, pero casi verticales. En esos palos se ensarta el cordero, y asi se va asando lentamente de 3 a 4 horas, e incluso mas. De vez en cuando se riega con el aceite aromatizado del adobo. Hay que darles la vuelta cada cierto tiempo.
Se acompaña con piperrada (un refrito de pimiento verde, pimiento rojo, cebolla y tomate).
Se ha de dejar un buen trozo del cabrito asado en un plato redondo de plata dentro de la cueva, o junto a un arbol, como ofrenda a la Lezeko Andrea (La Señora de la Caverna), uno de los nombres que recibe la Diosa Mari, cuyo culto esta muy extendido por todo Euskar Erria, incluyendo el Pais Vasco frances.
Mari aparece desde como una Dama vestida en saten rojo y con apariencia de una muy alta alcurnia, hasta como una aldeana mas a veces identificable por poseer un pie de pato o de oca (lo que la describe como Reina de las Lamias, las hadas por excelencia en Euskal Herria), pasando por una mujer que sobrevuela el cielo montada en un carro tirado por cuatro caballos, o sobrevolando el cielo como una hoz de fuego enorme, volando sobre una escoba (como atributo de Brujeria, convirtiendola tambien en Diosa de la Brujeria), montada sobre un carnero, volando con la Luna Llena como Corona, como una Dama Blanca, como un arbol con torno femenino (de ahi que exista la costumbre de dejar ofrendas a Mari bajo arboles cuyo torso evocara el cuerpo de una mujer), contando ademas las numerosas leyendas que nos hablan de una Mari metamorfoseada en numerosos animales: carneros, gatos, patos, caballos, perros, etc, revelando un indudable caracter chamanico.
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