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viernes, 12 de septiembre de 2008

Zanahorias Ya-Rouhi







Esto es mucho mas rapido, barato y peligroso que el psicoanalista, vaya que si, Luscious es catarsis en estado puro, uno de los hombres mas intensos que he conocido. Es sorprendente como una empieza a comprenderlo todo, aunque deseo con todas mis fuerzas que no haya acabado. Quisiera abrirle mi alma.

Antes de la receta de las Zanahorias Yarouhi os situo un poco (mis queridos y escasos lectores).

Despues de ver la pelicula "El cielo protector" me enamore platonicamente de Paul Bowles, lo curioso es que no pude tragarme la novela..., pero me dio igual, porque aunque las secuencias de la pelicula pertenecian a Bertolucci, habian salido de la mente del magnifico escritor.



Yo, al igual que la Elena del "Delta de Venus" de Anais Nin, siempre he estado esperando a "alguien", y tambien como el critico gastronomico de "Rapsodia Gourmet" he estado buscando un sabor, uno en concreto que se me habia olvidado. Pero ahora todas las piezas del puzzle empiezan a encajar, y por fin he podido dar con una pista que me hace entender mi fascinacion por Bowles y mi busqueda del sabor: una fuente enorme y barroca de zanahorias yarouhi.



En arabe "ya" significa es mio, y "rouhi" significa alma, no es precioso este nombre para un plato que a priori parece tan insustancial como unas zanahorias hervidas?.

La historia es la siguiente:

Cuando eramos pequeños mis padres no solian llevarnos a cenar con ellos; cenaban a parte y lo hacian casi siempre fuera. Salian muy entrada la noche a unas cenas que a mi se me antojaban misteriosas. Un dia de fiesta, cuando yo tenia siete años, nos llevaron a todos. La cena se celebraba en un club social que se llamaba "la hermandad". El ambiente era algo parecido a lo que ahora se da por llamar cabaret burlesque (pero a la "arabesque", hay que tener en cuenta que en ese momento estabamos en Marruecos), y bueno... a la hora en que empezaba el espectaculo se nos invito a los niños a abandonar la sala. Salimos todos, mis hermanos, yo y demas niños a un espacio abierto y vallado como una pista deportiva o algo asi. Era noche cerrada y yo nunca habia estado bajo el cielo raso de noche, nunca, era la primera vez que veia la luna y las estrellas sobre mi cabeza.

Un poco apartada, en la otra esquina de la pista, habia una caseta blanca. Yo queria explorarlo todo, me habian dejado sola en mitad de la noche, libre para poder hacer lo que quisiera. Estaba entusiasmada y corria por la pista como una liebre (o conejo, no se, supongo que honey bunny surgio aqui). En una de aquellas carreras llegue hasta la caseta y me asome. Dentro habia una barbacoa encendida sobre la que se asaban decenas de pinchos de cordero. Me impacto muchisimo el olor, pero sobre todo la figura del cocinero Estito, que vestia de blanco de pies a cabeza, con su turbante a lo tuareg (madre mia, ahora lo veo, ahora veo al tuareg del cielo protector). Cuando Estito se volvio sus ojos me dejaron petrificada, tan negros como ese cielo que disfrutaba por primera vez. Al verme ahi parada (notando mi sorpresa) los ojos se le achinaron un poco como si sonriera debajo del turbante, y agarrando un trocito de cordero lo ensarto despacio y sensualmente en un enorme pincho. Despues cogio otro, y luego otro, y fue ensartandolos en el mismo pincho mientras me sostenia la mirada. No me fui, me quede alli todo el tiempo con Estito. Me pregunto mi nombre y yo el suyo, y me conto que el no habia nacido en Tanger, sino en otra parte cerca del desierto, y dijo un nombre que no puedo recordar. Cuando nos llamaron los adultos el me dio una caja que tenia guardada dentro de un cajon mugroso. La caja contenia un par de zapatos dorados con una hebillita para el tobillo; me dijo que le habian tocado en una feria pero como el no conocia a ninguna niña pues me los regalaba a mi. A mis padres no les pareio mal porque los zapatos eran muy bonitos, de mi talla, y Estito era un buen hombre.

Cuando nos sentamos a la mesa lo primero que nos sirvieron fue una bandeja de zanahorias aromatizadas con ras-el-hanout, el mismo combinado de especias que Estito estaba usando para el cordero. Aquella era una noche de novedades, por que no iba a probar las detestables zanahorias? Y estaban tan buenas! crujientes, no demasiado duras, y calientes. Yo no podia dejar de indagar sobre Estito mientras zapateaba con mis flamantes zapatos dorados. Mis padres dijeron que Estito llego con unos guerreros azules para la boda del sultan, que habian venido en caballos, que le habian regalado al rey de Marruecos una chica virgen, y que despues de la boda los guerreros azules fumaron mucho kifi y en la locura de la droga descuartizaban corderos en el aire lanzando sus machetes. Estito no volvio con su familia, se quedo en Tanger, trabajando para la hermandad. Mientras contaban aquellas cosas tan exoticas y eroticas yo devoraba con ansia las suculentas zanahorias, y cada vez que podia, sin que se dieran cuenta mis padres..., me pinchaba la lengua con la punta de los pinchos de cordero.

Bien hmmm... bueno, vamos a la receta de las Zanahorias Yarouhi:

Se deben usar zanahorias de tamaño medio-grande. Se trocean en rodajas de 1 cm y se cuecen con muy poca agua hasta que tengan un punto medio de dureza. Luego se prepara una vinagreta con aceite de oliva, limon y las especias, y se embadurnan las zanahorias.

nota: Las especias con que se hace el ras-el-hanout son diferentes segun quien lo prepare (la mezcla se guarda en secreto porque es lo mejor de la cocina arabe). Normalmente se prepara con unas veinte especias, pero pueden llegar hasta cincuenta. Las indispensables son canela, nuez moscada, cardamomo, pimienta negra, comino, cilantro, nueces de macis, clavillo, y petalos de rosa.








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