"No hay quien gane en crueldad a los hombres de Dios cuando juegan a suplantar al diablo" (del articulo "El dinero sucio salpica al Vaticano" publicado hoy en el Internacional del periodico El Pais.). Esto ya lo sabe la humanidad (y sobre todo los paganos) desde hace siglos, pero es bueno recordarlo, que no se olvide quienes son, y como actuan, los que gestionan y controlan el trono de San Pedro.
Queridos y escasos lectores
Como ya habreis imaginado de lo poco que se filtra del principado Vaticano (del Principe del Mundo) nada tiene desperdicio. Hace unos dias se comentaban en breves notas de prensa los extraños suicidios de dos de los mandamases anteriores del Banco Ambrosiano. Uno de ellos aparecio ahorcado en Londres, bajo un puente del rio Tamesis.
O los 48 mil euros pagados por la viuda del capo de la mafia romana al parroco de la Iglesia de San Apolinar para que permitira enterrar al delincuente, abatido a tiros por la policia, en una de las criptas junto a los cardenales. El Vaticano apesta a azufre. Pape Satan!!
Me hago eco de la noticia de hoy sobre el dinero sucio del Banco Ambrosiano:
[...]El escándalo del Vaticano aumenta de nivel vertiginosamente. Las primeras noticias de que intramuros se libraba una guerra de poder muy poco piadosa entre sectores de la Curia llegaron a principios de año con la filtración de documentos secretos que hablaban, entre otros asuntos, de un exótico complot para eliminar al Papa y de la defenestración de monseñor Carlo María Viganò —el encargado de licitaciones y abastecimientos— tras denunciar diversos casos de corrupción. La fuga de documentos desembocó en la detención, el 25 de mayo, de Paolo Gabriele, el mayordomo del Papa, acusado de robar y filtrar cajas enteras de la correspondencia papal. Aquel golpe mediático —con sus adornos de cuervos infieles, laicas consagradas y un apuesto secretario papal que inspiró la colección de Donatella Versace en 2007— a punto estuvo de eclipsar un hecho capital acontecido un día antes: la destitución fulminante por “pérdida de confianza” del hasta ese momento presidente del IOR, Ettore Gotti Tedeschi, destacado miembro del Opus Dei y amigo de Joseph Ratzinger, a quien incluso había ayudado a redactar una encíclica. Sin embargo, aquel no fue un despido cualquiera. Los consejeros del IOR, recuerda el vaticanista Andrea Tornielli, dedicaron al propio Gotti Tedeschi un “documento durísimo, que lo demolía moral y profesionalmente al dar a entender que estaba involucrado en la fuga de documentos de los cuervos vaticanos”. No se trataba, por tanto, de deshacerse del amigo de Benedicto XVI. Se trataba de destruirlo.
La razón de tanta saña tal vez esté en los documentos encontrados el martes en su casa de Piacenza y en su despacho de Milán. Gotti Tedeschi señala en su informe: “Todo comenzó cuando pedí información sobre las cuentas que no pertenecían a religiosos”. Según varios medios italianos, durante su permanencia al frente del banco del Vaticano, al que llegó en 2009, fue descubriendo que, tras algunas cuentas cifradas, se escondía dinero sucio de “políticos, intermediarios, constructores y altos funcionarios del Estado”. Pero no solo. Como sostiene la fiscalía de Trapani (Sicilia), también Matteo Messina Denaro, el nuevo jefe de jefes de la Cosa Nostra, tendría su fortuna puesta a buen recaudo en el IOR a través de hombres de paja. Dicen que fue entonces cuando Gotti Tedeschi, quien se había tomado el encargo del Papa como una auténtica misión, empezó a tener miedo. Un miedo que lo llevó a procurarse una escolta y a elaborar, folio a folio, un expediente que solo vería la luz si era asesinado.
Pero la policía llegó primero. Y junto a los folios con correos electrónicos, fotocopias de la agenda y apuntes a mano, encontró dos listas de nombres. En una sin mucho interés figuran quienes Gotti Tedeschi considera amigos —el abogado, un periodista del Corriere della Sera, el mismísimo Pontífice —- y en la otra, más interesante, sus enemigos excelentes. Aquellos que, la tarde del 23 de mayo, escribieron una carta al secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, exigiéndole el despido del banquero de Dios porque “su cada vez más excéntrico comportamiento personal ya no es tolerable”. Se trataba de devolverle, a modo de bumerán, su propia acusación y achacarle ausencias injustificadas, falta de transparencia… La petición triunfó. Gotti fue despedido sin honra ni honor.
Pero, por si fracasaba aquella estrategia, los enemigos de Gotti Tedeschi ya tenían preparada una segunda. Habían encargado a un “psicoterapeuta e hipnoterapeuta” con licencia para trabajar en el Vaticano una especie de informe en el que, además de “egocéntrico y narcisista”, se acusaba al banquero de estar desequilibrado, de creerse víctima de una conspiración judeo-masónica. No hay quien gane en crueldad a los hombres de Dios cuando juegan a suplantar al diablo. Dice la policía que cuando, en la soledad de su casa, Gotti Tedeschi fue redactando su informe secreto temía verdaderamente por su vida. Tenía miedo a que sus enemigos intentasen aún una tercera y definitiva estrategia. Por eso, cuando el capitán de los Carabinieri le informó de que iba a proceder a un registro, el amigo del Papa respondió con alivio: “¡Ah!, creí que veníais a pegarme un tiro”.
No impacta saber que clase de hombres son los que visten el purpura cardenalicio?